Y si... Y si... Y si...
¿Cuántas veces nos han invadido esas dos palabras? ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de no haber hecho algo, de no haber probado, de no haberlo intentado?
Miradas fugaces de alguien que te gusta, sonrisas que invitan a algo más, un "mañana lo hago mejor", un "mañana si eso le llamo", un enfado eterno tras una discusión, no decir "perdón" en el momento... Pequeños y grandes momentos en los que eras consciente de que ahí estaba la diferencia, de que había varias alternativas, pero escogiste la más fácil, la que menos miedo te daba.
Nos creemos valientes pero, en esos instantes fugaces en los que debemos demostrar esa virtud que pensamos tener, elegimos el camino más seguro. Optamos por el que da menos vértigo y en el que no arriesgamos nada. El mismo camino que sabes que está abierto a otras posibilidades y que te da paso a probarlas.