Abro los ojos, y una gran ciudad se extiende ante mi. El brillo del sol me había dejado algo ciego durante un momento, pero pronto éste se esconde tras las nubes y todo vuelve a recuperar su color original, el que solía tener: gris.
Comienzo a caminar, entre la gente que abarrota esa plaza. Me dejo llevar, sin ir a ningún sitio en concreto, y simplemente me rodeo de gente, los veo reir, hablar, tocar la guitarra, charlar animadamente en un idioma desconocido... Me gusta hacer eso, me gusta sentir esas historias, flotando en el aire, cada una tan compleja, y a veces tristes, pero muchas otras felices...
Y continuo andando, y empapándome de aquel ambiente, despreocupado, animado, aquello que me gusta tanto. Llego a mi destino, y éste cambia a partir de ese momento...
Vuelvo salir a la calle, voy a otro sitio, este más animado que el anterior.
Allí pasan las horas, y cuando parecía que aquel día parecía como cualquier otro, apareció ella.
Continuará...
viernes, 8 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 Comentarios:
Un saludo y que te vaya todo muy bien por allí. A ver cuando te vuelves a pasar por aquí ^^.
Nos vemos pronto, en cuanto pueda paso por Coín, eso seguro! =D
Publicar un comentario