Caelum Albus

Un lugar donde ver, pensar, reflexionar, compartir, y sobre todo, creer...

miércoles, 12 de mayo de 2010

El chico diferente

Principios de curso, invierno frío y muy blanco, ciudad nueva, gente nueva también fría y distante con aquellos venidos de fuera… Era un chico que se adaptaba fácilmente a todo tipo de situaciones y lugares, ya que estaba acostumbrado a viajar por motivos de trabajo de su padre, pero como él mismo solía decir a veces:

Y aquella era una de ellas.

Porque el chico llevaba varios meses ya en aquella ciudad, en el nuevo instituto, con nuevos compañeros…

Y nadie se había fijado en él.

Nadie le había saludado ninguna mañana, nadie se había fijado en él cuando caminaba perdido los primeros días por el pasillo, ni cuando pasaba los recreos solo, caminando por el patio de recreo sin mirar más allá de sus propios pasos.

Porque el chico era diferente.

Intentó hablarles, pero no le escuchaban. Intentó hacer gestos para que se fijaran en él, para que se dieran cuenta de que llevaba allí mucho tiempo, pero no le miraban. Incluso los llamaba, ya que sabía sus nombres al haberlos oído varias veces, pero no miraban, ni respondían, ni mostraban gesto alguno.

Intentó parecerse a ellos, pero era diferente. Lo intentaba, cambiaba su aspecto, compraba la ropa que ellos, veía los programas de los que se hablaba durante las clases, pero la gente seguía sin fijarse en él. Y él seguía siendo diferente.

Por las mañanas, en el instituto, era invisible. Por las tardes, en casa, sus padres podían verlo, y su perro, y sus hermanos, y podían hablar con él o hacer cosas juntos, pero tarde o temprano volvía a amanecer y al salir a la calle, seguía siendo invisible. Seguía siendo diferente.

Los días transcurrían lentos, aunque ya habían pasado muchos. Se acercaba el buen tiempo, el fin de las clases. El chico prefería el frío, aunque el calor no estaba mal. Intentó hablar con alguien para salir a algún parque por la tarde, poder charlar, tumbarse en el césped húmedo bajo un árbol durante varias horas, pero como siempre, esperó que nadie le viera ni oyera.

Aunque esta vez se equivocó.

Porque al girarse, se dio cuenta de que había una chica mirándole desde la primera de clase, con los ojos, pequeños, vivos y marrones. Miró para los lados, pero no había nadie allí, así que reunió todas las fuerzas posibles para decirle:

-Hola.

Pero su voz fue apagada por el sonido del timbre y cientos de voces indicaron el final de las clases hasta el próximo lunes. Cuando volvió a mirar donde la chica estaba, vio que ya no había nadie.

Tocó el timbre y cientos de voces indicaron el final de las clases hasta el lunes próximo. Cuando el chico quiso darse cuenta, la chica ya se había marchado.

Aquella misma tarde, el chico salió a dar una vuelta.

Y la encontró, sola, andando a unos metros por delante de él, su pelo oscuro se movía libremente mientras caminaba. Quiso acercarse a saludarla y hablar con ella, pero no podía, era diferente y no se fijaría en él.

Pero volvió a equivocarse. La chica se giró para entrar en una tienda, pero lo vio detrás, y se fijó en él.

Era la primera persona de su instituto que lo hacía. Y además se acercó a él y le dijo:

-¿Quieres dar un paseo?

El chico se quedó perplejo tras aquello, pero asintió con la cabeza.

Comenzaron a andar. La chica tenía los ojos brillantes y sonreía. El chico simplemente miraba al suelo como estaba acostumbrado a hacer.

-¿Por qué eres tan tímido?- preguntó ella con descaro.

La miró.

-Soy diferente- dijo, y volvió a agachar la cabeza.

-¿Eres diferente?- preguntó ella.

-Claro, nadie se fija en mi, intento hablar y hacerme ver, pero soy diferente y la gente no me hace caso-le explicó

-Pero… Puede que seas diferente, pero también eres como los demás. Tienes preocupaciones, te preocupas por tu futuro, intentas mejorar, tienes miedos… ¡Igual que todos! No eres más diferente que cualquier otro, eres tú mismo, nada más.

Nunca nadie le había dicho eso… Además, la chica era muy alegre, y eso le hacía sentirse muy bien.

La chica se detuvo y le miró fijamente.

-¿Quieres que vayamos a tomar algo? Puedo llamar a algunos amigos. Además, es viernes.

Le dedicó la mejor de sus sonrisas, y en sus ojos marrones, vivos y brillantes, se reflejó una sonrisa aún mayor de él.

1 Comentarios:

que bien hablas !!
 

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